Como profesional en el sector turístico y hotelero y como viajero habitual he ido percibiendo comportamientos que algunos turistas tienen cuando viajan y tratan con trabajadores y con los propios habitantes del destino.
Algunas escenas son muy comunes y otras son más aisladas, pero aún así se repiten con más frecuencia de la que uno imagina.
Resumen rápido de lo que encontrarás...
Las más generales
Ser maleducado
Esta puede ser aplicada a nuestros hábitos diarios.
No cuesta nada dar un “buenos días”, decir “por favor”, “gracias” y “disculpa”. No solo con la población local (que puede estar harta de los turistas), también con los trabajadores: camareros, recepcionistas, vendedores…
Creedme si os digo que puede hacer mucha diferencia para una persona que trata con centenares de clientes sin modales.
Regatear demasiado
El precio es el que es. No hay nada de malo en regatear un poco en lugares en los que exista esa costumbre, pero no hay que pasarse.
Si no bajan más el precio es porqué han llegado a un límite. Irrita mucho que la persona insista.
La persona no está deseando el dinero de los turistas tanto como nos imaginamos.
Querer que hablen tu idioma
Otra situación que me he encontrado de modo recurrente con clientes y turistas: viajar a un país con un idioma distinto y quejarse de que no te entienden.
El caso más agudo que me ha acontecido… Una vez llamó una mujer de habla hispana a la oficina. Mis colegas me pasaron la llamada porque solo quería hablar en español. La conversación fue así:
– ¿Hablas español?
– Sí
– Menos mal, porque no entiendo nada con ese acento tan cerrado de los brasileños.
Y la mujer se puso a imitar groseramente el acento de mis colegas.
¿Sabes donde hablan tu idioma? En tu ciudad.
Asediar a las personas
Situación menos frecuente que las otras, pero mucho más de lo que uno piensa. Sucede incluso sin la persona percibirlo, creyendo que sus actos son ‘inofensivos’.
No por ser extranjero, tener un acento o rasgo diferente hay que ir baboseando por ahí. Si alguien quiere ligar con alguien, se hace con respeto. Y se acepta un NO como respuesta.
Esta puede ser aplicada, también, para el día a día.
En la calle
Ensuciar
Toda ciudad tiene varios habitantes ensuciando, tirando cosas y escupiendo en el suelo… no hay necesidad de ello.
Dar la nota
Viajar es muy bonito, uno se lo pasa muy bien… etc, pero no hace falta que mostrar la euforia que se siente a los 4 vientos.
Gritar por la calle o transporte público, hacerse notar en frente de los demás… Vamos, cosas que no se hacen generalmente en la ciudad donde se vive.
¡Ah! Y a nadie le importa que uno sea… “Español, Español, Español”.
Disfrutando de servicios turísticos
Creer que el dinero de uno vale más que el de los otros
Ni tener dinero hace a nadie más valioso que otros clientes, ni tener dinero hace que se sea superior a quien está prestando el servicio.
Tener dinero tampoco significa que las personas vayan a ir atrás del turista. Pagar caro no es sinónimo de que todo el mundo tenga que hacer lo que uno quiere.
Si el servicio que se ha pagado ofrece X, no hay que pedir X + Y.
Sentirse superior al tratar con personas de menor escolaridad
Comportamiento aquí en Brasil de algunos abogados, médicos y profesionales de áreas privilegiadas.
Típica es la frase “tú no sabes quien soy yo”. No, no lo sé, pero no mereces más respeto que nadie por poseer un diploma.
Esto en portugués se le llama “dar carteirada”, es decir, creerse superior por tener un título.
Tratar mal a los trabajadores
Camareros, recepcionistas, atendentes… Lamentablemente ocurre muchísimo. Humillaciones en público, gritos innecesarios, reclamaciones subidas de tono por algo que la persona no tiene culpa…
Tampoco hay que ser idiota y dejarse tratar mal por el trabajador (esto ocurre también). En el caso que esto suceda se le para los pies a la persona con educación.
Ser deshonesto
Hay veces que quien nos está atendiendo se equivocará a la hora de cobrar o informar de un precio (‘favorablemente para uno’). Es bastante deshonesto no informar a la persona de ello si se percibe tal error.
Por ejemplo, alguien da más dinero de cambio del que tenía que dar: está bien decirlo.
Ponerse en la piel de la otra persona ayuda a entender mejor. Seguramente ese error repercutirá en su trabajo y su sueldo. Sobre todo en el mundo del turismo y hostelería, donde hay mucho abuso por parte de los dueños hacia los trabajadores.
Creer que todo el mundo quiere estafar al turista
Puede parecer que no, pero creer que todo el mundo quiere engañar al turista es uno de los ítems “inofensivos” más ridículos.
¿Hay quien querrá aprovecharse de un confiado turista? Sí, rotundamente. Pero no TODO el mundo en TODO lugar.
Personalmente, es desgastante tener que tratar con personas que no creen nada de lo que les dices (además de humillante):
- ¿Qué es eso de que sólo aceptáis tarjetas de crédito? Nunca he visto eso en ningún lugar… no voy a reservar.
- No voy a pagar anticipadamente, ¿que garantía tengo de que no os quedaréis con mi dinero?
- Envíadme un mail confirmando que el desayuno está incluido.
No obstante, tampoco hay que pensar que todo el mundo es un santo. Hay que desconfiar en la medida de lo posible y usando la lógica.
Robar
Las toallas, perchas y otros objetos de “robo fácil” no son souvenirs. ¿Qué necesidad hay de llevarse algo que no nos pertenece?
Las bebidas del minibar hay que pagarlas y la cuenta del bar/restaurante también. El hecho de que no se vaya a volver nunca más a ese lugar no significa que haya que pasarte de ‘gracioso’ e irse sin pagar.
En el “tercer mundo”
Si se viaja a un país “del tercer mundo” hay que respetar a las personas como los humanos que son.
Mucho “turista” que viaja a países menos desarrollados que el suyo tiene la triste costumbre de creer que los locales son habitantes de segunda y no merecen el mismo respeto que él, por lo que muchas de los comportamientos citados anteriormente se intensifican:
- La persona piensa que su poder adquisitivo y su escolaridad la hace superior.
- No da el debido respeto a las personas. Hay mucho ‘macho‘ que en su cabeza cree las mujeres son ‘todas putas’ y las trata como un trozo de carne.
- Hay quien piensa que en los países más pobres las personas están deseando que les compres algo. Al precio que sea.
- Finalmente hay aquellos que se benefician de la impunidad en delitos como prostitución infantil, uso de drogas o ‘semi esclavitud’.